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María Victoria Hernández

Carnaval

  • Por poco perdemos los polvos de talco

Carnaval y polvos de talco. María Victoria Hernández.

Los eruditos e ilustrados palmeros de mediados del siglo XIX y XX arremetieron con la muy antigua costumbre de arrojarse harinas y polvos de talco en el Carnaval de La Palma.

Lo intentaron cientos de veces y por suerte no pudieron erradicarlos como hubiera sido su deseo. Al momento actual nos remitimos, miles de polvos de talco "empolvan" a palmeros y extraños que "corren el carnaval", el Carnaval de La Palma.

Las fuentes escritas, preferentemente la prensa, hacen referencia a su paulatino desuso, prohibición tajante con "saladas" multas y represiones, tildada de "incómoda costumbre" y recomendación de incorporar a la isla al llamado "carnaval culto y civilizado".

En 1928, en primera página, Diario de Avisos (28 de febrero de 1928) publica una columna esclarecedora. Por un lado, subyace el incumplimiento de la disposición gubernativa y termina afirmando todo lo contrario, el acatamiento a la orden gubernativa. Muy buena crónica histórica de la realidad del carnaval palmero.

Al títular le antecede la fuente informativa: "Nota de la Delegación" . El subtítulo "Sobre la prohibición de arrojar polvos".

El texto es el siguiente:

"A pesar de que el Delegado del Gobierno esperaba confiadamente de los habitantes de la isla, que cumplieran sus órdenes respecto a la prohibición de arrojar polvos y harinas en los Carnavales pasados, así como expenderlos con dicho fin, no por eso, deja de hacer público su sincero agradecimiento a todos los palmeros y en especial a los vecinos de esta Ciudad, Capital de la Isla, por su cooperación y acatamiento a las disposiciones gubernativas, que han hecho desterrar, sin medidas de violencia, una fea y antihigiénica costumbre, felicitándose así mismo como hijo de esta tierra de la comprensión de todos al procurar desaparezca esa forma tradicional de jugar los Carnavales y esperando que en años sucesivos se transformen las fiestas de Carnaval en algo artístico que demuestre la cultura y sensatez de nuestro pueblo".

Han pasado décadas y distintos régimenes políticos y la deseada "sensatez de nuestro pueblo" no ha llegado, todo lo contrario, ha convertido la vieja manifestación de los polvos de talcos y harinas en señas de identidad del Carnaval de La Palma.

 

 

 

 

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