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Opinión
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Máximo Pérez Tejera

La Democracia y las Consultas

  • ¿Qué hay de malo en que se conozca la postura ciudadana sobre las prospecciones?

Sabemos que vivimos en una democracia representativa
Sabemos que tenemos una Constitución o regla suprema que regula nuestra convivencia.
Sabemos que en el Parlamento reside el poder legislativo y que es el garante de la voluntad popular.
Sabemos también que la Ley debe ser respetada.
Sabemos que una consulta es ilegal cuando no la convoca la institución competente.
Sabemos que una consulta popular no debe o no puede ser vinculante.
Y hasta aquí no hemos descubierto la pólvora.

Pero ¿Qué se esconde detrás de la férrea voluntad de no permitir las consultas populares?
¿Qué de malo hay en que los organismos en los que residen las competencias cuenten con la opinión refrendada de los ciudadanos frente a temas de gran importancia?
¿Qué de malo tiene que se conozca el sentir mayoritario de los catalanes?
¿Qué de malo hay en que se conozca la postura mayoritaria de los canarios frente a las prospecciones?
¿Por qué no conocemos la opinión refrendada sobre el aborto, o sobre la reforma de la Constitución, o sobre la monarquía, o la ley electoral, o la eliminación del Senado etc, etc?

Hay mucha diferencia entre lo estrictamente asambleario y lo estrictamente parlamentario. Tenemos ejemplos dignos de mención como EE.UU., y Suiza donde proliferan las consultas sobre diversos temas a los ciudadanos, pero en este país existen posturas inflexibles cuando se habla de cualquier plebiscito.
¿Cuál es la causa?
Simplemente sólo hay una respuesta. Engaño democrático. Se quieren hacer las cosas basándose en lo que llaman "democracia", pero como dice el cómico que da vida a Doña Maria, "Democracia de espardas al pueblo". Sería para ellos muy feo tomar posturas o aprobar leyes contra una opinión refrendada y querida por la mayoría del pueblo, por eso no se consienten ni mucho menos se estimulan las consultas, y como si fueran la voz del diablo, se demonizan se vituperan y se desvaloran. Se vocifera desde los medios afines tachándolas de antidemocráticas y se tilda de revolucionarios y antisistemas a aquellos que ponen en duda sus procedimientos y les devuelven la critica con todos los motivos del mundo.

¿A dónde conducen estas posturas? Pues sencillamente a lo que está pasando; que la sociedad se niegue a mantenerse dócil y conforme, a que haya dicho "BASTA", a que se afane en desenmascarar la "democracia de unos pocos" y a que exija una Democracia mas popular y participativa. De ahí el progreso del arco parlamentario externo al bipartidismo. Y de ahí el nerviosismo del poder, que, en lugar de adaptarse a las nuevas exigencias sociales y acometer medidas creíbles frente a la corrupción que se le imputa y frente a sus carencias democráticas, se limita a intentar blindar su permanencia con una pseudo reforma electoral y a lanzar tiros de viento sobre la reducción de aforados.

Y como siempre, una de dos: O nos creen tan ingenuos que piensan que no podemos leer las intenciones que se esconden detrás de sus actos y de sus palabras, o son tan ingenuos como para no darse cuenta que cada paso que dan en esa dirección es contraproducente para su permanencia.

Continuamos.

 

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