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Fuencaliente

Carracedo cree "muy improbable" que el agua de la Fuente Santa sea la del manantial original

  • El geólogo dice que agua caliente y mineralizada hay en toda la dorsal
  • Relativiza la capacidad curativa de estas aguas en su libro de los volcanes

Plano de Manuel Pérez Acosta sobre la ubicación de la Fuente Santa del siglo XIX que se encuentra en La Cosmológica.

El geólogo Juan Carlos Carracedo en su último libro publicado de la colección Los Volcanes de las Islas Canarias (T IV), que dedica a las islas de La Palma, La Gomera y El Hierro, critica el redescubrimiento de la Fuente Santa y asegura que "es muy improbable que esta agua tenga relación directa con la del manantial anterior a la erupción de 1677 (la Fuente Santa) ya que esta erupción y la posterior de 1971 han debido modificar significativamente el flujo subterráneo del agua de la zona". "En realidad -agrega en dicha obra- las aguas calientes y muy mineralizadas abundan en toda la dorsal de Cumbre Vieja, particularmente en el extremo más meridional del eje del rift (Fuencaliente), donde abundan los centros de erupciones recientes".

Carracedo realiza un breve recorrido por los intentos de recuperar la Fuente Santa que han existido a lo largo de la historia y comenta que "aunque parecen exageradas las propiedades curativas de este agua, se ha aducido el interés turístico de su búsqueda". Y así llega a la "costosa obra" que se inició en el año 2000, "financiada con dinero público, consistente en la perforación de más de 200 metros de galería. Después de seis años de trabajos y de sucesivas ampliaciones de crédito se proclamó oficialmente el hallazgo de la Fuente Santa".

El geólogo sostiene que "es evidente que lo que en tan largo recorrido de la galería en el interior de Cumbre Vieja lo que se ha encontrado es agua subterránea, que en esta parte de la isla proviene de la zona de cumbre y discurre por áreas de volcanismo reciente, con alto contenido en gases y temperaturas elevadas (el Teneguía mantenía hasta hace poco suficiente temperatura para iniciar la combustión del papel), lo que le permite contener más sólidos (minerales) disueltos". "Es muy probable que una galería parecida en cualquier otro punto de esa zona de costa hubiera encontrado agua de características semejantes, que sólo tienen en común con la de Fuente Santa, irrecuperable por definición como fuente, la similar procedencia de las aguas". Concluye, sin embargo, deseándole "éxito en el aprovechamiento turístico que sería muy favorable para la economía de la zona".

Carracedo también analiza en la obra, que está escrita en español e inglés, las propiedades curativas que  le daban en la antigüedad, como la curación de la sífilis o la lepra, y asegura que "parece obvio que se han exagerado las propiedades curativas del agua de esta fuente, particularmente en lo que respecta a la pretendida curación de la sífilis y la lepra, ambas enfermedades bacterianas".

No obstante, reconoce que "sí es cierto, al igual que en tantos lugares con aguas termales y mineralizadas, muchos en terrenos volcánicos, que podían aliviar ciertos efectos de estas enfermedades en la piel, así como curar enfermedades cutáneas de carácter más benigno como la tiña". "El simple hecho del baño diario, que en aquella época (siglo XVII) se consideraría algo extravagante cuando no simplemente pecaminoso, bastaría para curar enfermedades originadas por una deficiente higiene personal, o aliviar los efectos de las más graves (ulceración, picores, etc)". 

 

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