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La gasolinera de Norman Foster para Repsol parece gemela a la de Rubens Henríquez en Los Llanos

  • El arquitecto palmero la diseñó casi tres décadas antes que el inglés

Arriba la gasolinera de Rubens Henríquez y debajo la de Norman Foster.

Cuando la marca Nissan y el equipo de arquitectos Foster + Partners, dirigido por el prestigioso arquitecto británico Norman Foster (Manchester, 1935), cooperan en un proyecto para el diseño y desarrollo de la gasolinera del futuro, orientada a los vehículos eléctricos, hay que recordar el diseño de la red de estaciones de servicios de Repsol que presentó en 1998.

Cuando la multinacional petrolera española Repsol presentó en Madrid la nueva imagen de sus gasolineras hablaba de un diseño "rupturista", basado en marquesinas con forma de pirámide invertida, tal y como recoge la prensa de la época.

Esta imagen presuntamente "rupturista", para los habitantes de la isla de La Palma no tenía que representar nada nuevo, dado que el diseño es prácticamente calcado al que el arquitecto palmero Rubens Henríquez diseñó en su municipio, Los Llanos de Aridane, en 1964. La gasolinera diseñada por Foster presenta un parecido espectacular con la de Disa, que se encuentra en una de las salidas de la localidad, y que el arquitecto palmero diseñó más de tres décadas antes. Sin embargo, la de Foster era revolucionaria.

"Esta gasolinera, de marcado carácter escultórico, es posiblemente la obra donde el rigor funcionalista de Henríquez alcanza una mayor abstracción. Aparentemente casual, la solución es, sin embargo, fruto de un apurado proceso racional de composición volumétrica, donde todos los elementos surgen de la manipulación del cubo. La idea novedosa de una marquesina fragmentada, compuesta por varias piezas iguales desplazadas entre sí, surgió como respuesta al contexto rural y disperso donde se insertaba, con el objeto de no distorsionar su escala. Este planteamiento de composición por adición de elementos simples resultaba además muy flexible, pues permitía superar la singularidad de la geometría triangular de la parcela ofreciendo una solución adaptable a cualquier solar. El conjunto es el resultado del juego entre ocho prismas de distinta altura pero igual base cuadrada. Tres de ellos mantienen su geometría cúbica y constituyen el taller, mientras que el resto, desprovistos de sus caras laterales se reducen a planos horizontales que, sustentados por un pilar central, componen una marquesina a distintos niveles. La geometría de paraguas invertido que adquieren estos elementos encuentra justificación en la rigidización de los vuelos del hormigón y en la evacuación del agua de lluvia por la columna central hueca. Cada marquesina es una pieza completa de hormigón visto elaborado in situ, siendo el pilar el único elemento revestido con cerámica oscura. El resultado es el de unos grandes planos ingrávidos, efecto que se incrementa de noche, cuando al proyectarse la luz artificial bajo la piel de hormigón gris estos elementos parecen flotar". Así describe el diseño de esta obra de Rubens Henríquez, Cristina González y Vázquez de Parga, en la Fundación Docomomo (Documentación y Conservación de la Arquitectura y el Urbanismo del Movimiento Moderno).

Expertos en arquitectura se remontan hasta el año 1937 para encontrar el origen de este diseño, en la gasolinera que proyectó el arquitecto Arne Jacobsen  en Copenhagen, Dinamarca. Otros, en cambio, no van tan lejos y se remontan a mediados de los cincuenta y señalan la que diseñó el arquitecto español Felix Candela en México. Pero es, sin duda alguna, la de Rubens Henríquez, en Los Llanos de Aridane, la que tiene un parecido más rotundo a la que diseñó el arquitecto que obtuvo el Premio Príncipe de Asturias a las Artes. 

Henríquez fue reconocido en el año 2013 como Hijo Predilecto de Los Llanos de Aridane. La mayor parte de su labor arquitectónica en La Palma la realizó en el municipio que lo vio nacer en 1925. Además de la gasolinera, existen otra serie de muestras destacadas de su trabajo arquitectónico, como el chalé de veraneo de uno de los farmacéuticos de la época, Conrado Hernández, en Puerto de Naos; el edificio comercial de la Mobil de 1955, el centro de extensión cultural diseñado en 1966 o la Central de Telefónica.

El propio Henríquez valora en una monografía publicada por el Colegio de Arquitectos el hecho de haber empezado su singladura profesional en la isla de La Palma como "una ocasión de estudiar con libertad posibilidades de resolver elementos que se van integrando en mi obra, sin que pueda, por otra parte, atribuirse un carácter diferencia a mi producción en ese ámbito isleño. Quizá, simplemente, es la respuesta propia de unos programas elementales".

Quizá Nissan debería mirar más a las fuentes que a las estrellas mundiales de la arquitectura para diseñar las estaciones de servicio del futuro. Autores como Henríquez lo hicieron mucho antes que todo un Norman Foster con las gasolineras tradicionales que parece que están llamadas a extinguirse.

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